Un mar de ideas para tu viaje
Orvieto, de la Catedral al Pozo de San Patricio
Orvieto, una de las ciudades más antiguas de Italia, debe sus orígenes a la civilización etrusca. Los primeros asentamientos datan del siglo IX a. C. y se ubicaron dentro de las cuevas de toba creadas en el macizo en el que actualmente se encuentra esta ciudad de la región de Umbría. Aunque la fama de Orvieto está profundamente entrelazada con la de su magnífica catedral, un colorido ejemplo de arquitectura románica-gótica, rica en obras de arte, que contiene el Cuerpo Sagrado en su interior.
Comenzada a construir en 1290 su fachada, de 40 metros de ancho y 52 metros de altura, está adornada con mosaicos y con el rosetón de Andrea Orcagna. El interior de la Catedral cuenta con obras importantes, incluidos los famosos frescos de Luca Signorelli y el Relicario del Corporale. Los frescos en la Capilla Nueva (ejecutados desde 1499 hasta 1504 por Luca Signorelli, que representaban el Cielo y el Infierno, escenas con profetas, ángeles y santos) son famosos por el brillo de sus colores. En la capilla en el lado opuesto de la iglesia, se encuentra el Relicario del Corpoprale, una obra maestra de orfebrería que se remonta a los años 1337-1338.
En la parte posterior de la Catedral se encuentran los Palacios de los Papas, austeros edificios del siglo XIII que llevan el nombre de Urbano IV, Martín IV, Bonifacio VIII. En este último, también llamado Palazzo Soliano, está el Museo dell’Opera del Duomo.
El pozo de San Patricio
La Ciudad Subterránea añade misterio a Orvieto. Se trata de cavidades excavadas por los habitantes a lo largo de los siglos, llenas de pozos y cuevas. El más famoso es el Pozzo di San Patrizio, junto a los jardines municipales que se encuentran dentro de la fortaleza de Albornoz.
El pozo, una obra extraordinaria de ingeniería civil del siglo XVI, fue excavado a instancias de Clemente VII, quien se refugió en Orvieto durante el saqueo de Roma en 1527. Su construcción, destinada por razones de supervivencia en caso de asedio o desastre natural, se confió a Antonio da Sangallo. Sus dimensiones son impresionantes: 62 metros de profundidad con un diámetro de 13,5 metros. Alrededor hay dos escaleras de caracol en espiral que nunca se encuentran. Las dos escaleras, formadas por 248 escalones cada una, reciben luz de 72 ventanas creando una atmósfera totalmente surreal.