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La ciudad de Tívoli, a pocos kilómetros de Roma, se encuentra entre las suaves colinas de los Apeninos y la campiña de la Ciudad Eterna, en un punto de paso obligado hacia las montañas de Abruzzo y el Mar Adriático.
Tibur (su nombre antiguo) nació por la llegada de poblaciones sabinas a un territorio ya habitado en tiempos prehistóricos. Hoy en día, gracias a sus monumentos y testimonios artísticos de todas las épocas, es el destino ideal para una escapada a las afueras de Roma. Aquí se pueden encontrar vestigios que van desde la prehistoria, pasando por la Edad Media y el Renacimiento y terminar con el arte contemporáneo de obras como el majestuoso arco de Pomodoro o la escultura de Mitoraj en Piazza Trento.
Entre los monumentos que no puedes dejar pasar, encontramos el grandioso Santuario de Ercole Vincitore, construido a partir de finales del siglo II. a. C., con vistas a la campiña romana. La espléndida Villa Adriana es uno de los lugares patrimonio de la UNESCO. El emperador Adriano lo hizo construir para él y su corte a partir de 117 d. C. Es un testimonio único por sus características arquitectónicas y decorativas. Hoy aparece como un inmenso parque, salpicado de grandiosas ruinas entre las que destacan los baños termales.
La acrópolis de la antigua Tibur, que domina el curso del río Aniene y sus cascadas, es uno de los lugares más evocadores de la ciudad y ha inspirado a artistas de toda Europa. Alberga el Templo de Vesta y el Templo de la Sibila y al lado se encuentra la Villa Gregoriana, que es un espacio natural enriquecido con restos romanos, recuperado en 2002 por el Fondo Italiano para el Medio Ambiente (FAI).
Entre las principales atracciones artísticas de Tívoli encontramos la famosa Villa d’Este, otro lugar declarado patrimonio de la UNESCO. Construido a instancias del cardenal Ippolito II d’Este durante el siglo XVI, consta de un palacio y un jardín repleto de fuentes artísticas. Las fuentes musicales (las llamadas del Órgano y de los Pájaros) emiten sonidos generados por mecanismos movidos únicamente por la acción del agua. Extraordinariamente espectaculares son las fuentes de Nettuno, dei Draghi, dell’Ovato y el Viale delle Cento Fontane.
Tívoli ofrece también un maravilloso paseo panorámico sobre Roma, desde el cual, además de una impresionante puesta de sol, en los días más soleados se puede ver la cúpula de San Pedro y el mar. Para contemplar estas vistas, acuden personas de todas las edades, mientras que por la noche se convierte en el corazón palpitante de la vida nocturna “tiburtina”.
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Autores: Clase VM del Liceo Linguistico «Lazzaro Spallanzani» de Tivoli
