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¿Por qué es el Vaticano un país?
Decir que el Vaticano es un país puede sonar extraño, sobre todo porque está dentro de Roma y su extensión es mínima. Sin embargo, hablamos del Estado más pequeño del planeta y, al mismo tiempo, uno de los más influyentes a nivel religioso y cultural.
Al ser una ciudad-Estado independiente, el Vaticano ocupa un sitio único tanto en la historia como en el panorama mundial actual. En este artículo desvelamos todas las dudas acerca de si el Vaticano es un país o una ciudad, con todo lujo de detalles.
¿Qué significa que el Vaticano sea un país?
Para entender por qué el Vaticano es un país, conviene repasar algunos conceptos básicos sobre los requisitos necesarios para poder serlo:
- Un Estado soberano es aquel que tiene territorio propio, gobierno, independencia y reconocimiento internacional.
- Una ciudad-Estado es una forma de país que concentra toda su organización política dentro de una ciudad delimitada.
El Vaticano cumple estos requisitos, aunque sus dimensiones apenas superan las 44 hectáreas. De este modo, el Vaticano es un país en pleno derecho, con símbolos propios, un jefe de Estado (el Papa) y un papel destacado en la diplomacia internacional.
Historia de cómo el Vaticano se convirtió en un país
Para entender por qué el Vaticano es un país, debemos recordar el recorrido e importancia de este lugar sagrado dentro de la Iglesia y de Italia.
- En la Edad Media y hasta el siglo XIX, los papas gobernaron sobre los Estados Pontificios, que ocupaban buena parte del centro de la península itálica.
- Con la unificación de Italia en 1870, la Iglesia perdió estos territorios y se generó un conflicto conocido como la “cuestión romana”.
- Finalmente, en 1929, se firmó el Tratado de Letrán entre el Papa Pío XI y el gobierno italiano, lo que reconoció al Vaticano como Estado soberano e independiente.
Desde ese momento, el Vaticano dejó de ser solo la sede de la Iglesia católica y pasó a estar reconocido internacionalmente como un país.
Características que hacen del Vaticano un país independiente
Aunque sea diminuto, este territorio tiene todo lo que define a un Estado:
- Extensión y territorio: apenas 0,44 km², lo que lo convierte en el país más pequeño del mundo.
- Gobierno: el Papa es jefe de Estado y cuenta con organismos propios para la gestión política y administrativa.
- Moneda y servicios: utiliza el euro gracias a un acuerdo con la Unión Europea, tiene correos, emite sellos y hasta su propia emisora de radio.
- Diplomacia: mantiene relaciones oficiales con más de 180 países y participa en organismos internacionales.
Esto demuestra que, aunque reducido, el Vaticano es un país plenamente operativo en la escena mundial. Además, por todo el arte e historia que tiene en su pequeño territorio, es uno de los lugares obligados que debes visitar si haces una ruta en coche por Italia.
Por qué el Vaticano es un país y no forma parte de Italia
Una de las dudas más comunes es si el Vaticano forma parte de Roma o de Italia. La respuesta es clara, no.
- La independencia está garantizada por los pactos con el Estado italiano.
- Roma rodea físicamente al Vaticano, pero no tiene autoridad sobre su territorio.
- La cooperación entre ambos Estados es constante, sobre todo en cuestiones de seguridad y servicios básicos.
En definitiva, el Vaticano es un país con soberanía propia, aunque convive en estrecha relación con Italia.
¿Cuál es la diferencia entre Roma y el Vaticano?
La confusión entre Roma y el Vaticano es muy común, sobre todo porque uno está dentro del otro. Roma es una ciudad enorme, capital de Italia, con barrios modernos, ruinas antiguas y una vida cultural vibrante.
El Vaticano, en cambio, es un enclave diminuto que funciona como un Estado independiente y concentra todo su poder en torno a la Iglesia católica.
Una forma sencilla de entenderlo es imaginarlo así: paseas por Roma, cruzas la plaza de San Pedro y, de repente, estás en otro país. No hay aduanas ni controles, pero en ese momento te encontrarás en un territorio soberano, con sus propias leyes y administración.
La diferencia no es solo política, sino también simbólica. Roma representa la historia y la vida cotidiana italiana; el Vaticano es un centro espiritual que atrae a millones de peregrinos y visitantes cada año, uno de los planes más interesantes que hacer en Semana Santa.
Cómo llegar al Vaticano desde diferentes lugares
Visitar el Vaticano es sencillo gracias a su ubicación en el corazón de Roma. Hay varias formas de llegar:
- Por carretera o tren: desde cualquier punto de Roma se accede fácilmente al Vaticano en metro, autobús o taxi.
- En ferry: Tomar un barco a Italia es ideal si vienes desde otras regiones de Italia o desde el Mediterráneo.
Qué visitar en el Vaticano una vez que llegas
Una vez en destino, hay varios lugares imprescindibles:
- Plaza y basílica de San Pedro: epicentro de la fe católica y escenario de celebraciones papales.
- Los museos Vaticanos y la Capilla Sixtina: un recorrido por siglos de arte y la obra maestra de Miguel Ángel.
- Jardines Vaticanos: menos conocidos, pero con rincones de gran belleza y simbolismo.
Visitar el Vaticano no es solo recorrer un país, es también una experiencia espiritual, artística e histórica.
Curiosidades sobre el Vaticano como país
Más allá de su relevancia religiosa, hay datos curiosos que llaman la atención del país:
- Es el país más pequeño del mundo, pero con una gran influencia global.
- La Guardia Suiza, con sus uniformes coloridos, protege al Papa desde hace siglos.
- La ciudadanía vaticana no se hereda ni se solicita: está vinculada al cargo que se desempeñe dentro del Estado.
¿Qué países no reconocen al Vaticano como país?
Aunque hoy en día casi todos los Estados aceptan que el Vaticano es un país, todavía hay algunos que no mantienen relaciones diplomáticas con él. Entre ellos se encuentran China, Corea del Norte, Vietnam, Arabia Saudí, Afganistán, Brunei, Somalia, Laos, Bután y Tuvalu.
Son pocos casos en comparación con la mayoría de naciones que sí reconocen su soberanía, por lo que su estatus como Estado independiente sigue estando plenamente consolidado a nivel mundial.
Conclusión: por qué el Vaticano es un país diferente a todos
En resumen, el Vaticano es un país singular, con independencia reconocida, historia propia y un papel clave en la política y la religión. Llegar hasta allí es sencillo desde Roma, incluso en ferry si viajas por el Mediterráneo.
Y una vez dentro, cada rincón transmite la importancia de este pequeño Estado que, pese a su tamaño, ocupa un lugar enorme en la historia del mundo.
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